Cuando los mediocres tienen la última palabra o creen tener la razón, algo malo está pasando. Más cuando otros homologan la situación con su silencio en un intento de mantener el status quo o una falsa paz.
Es una lucha constante. Podemos, por caridad, dejar pasar una, dos, tres burradas. Pero si no corregimos al burro, si no decimos algo, al menos, somos cómplices de la mediocridad.
"Sólo soy alguien que, al escribir, se limita a levantar una piedra y a poner la vista en lo que hay debajo. No es culpa mía si de vez en cuando me salen monstruos". José Saramago
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