Pero es cierto, a la vez, que la verdad no es siempre fácil de tolerar.
Ya lo he dicho alguna vez.
Mentimos para no herir a los que queremos. Porque los queremos, les mentimos u ocultamos la verdad.
Los que nos quieren nos mienten para que no nos pongamos mal: "Y, estaría bueno que vengas, mamá no está muy bien". Claro, ya murió.
Lo que hace tolerables estas mentiras es que la verdad es peor.
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