Mientras almorzábamos apareció en la coversación una conocida, ultra-religiosa, católica, como nosotros. O no tanto como nosotros, quién sabe. La cuestión es que de ahí derivamos a las sectas, e incluso a nuestro propio origen religioso como "sectario": todos cristianos, de clase media, colegios religiosos, vida parroquial bastante activa en nuestra adolescencia/juventud.
Si bien no renegamos de este origen, coincidíamos en que no nos fue demasiado simple salir de lo conocido, encontrar que otros, los "de afuera" no eran malas personas, que había mucho para aprender y enriquecernos en el intercambio, que podíamos dialogar sin temor, que...
Claro, este paso lo dimos allá lejos, cerca de los 20.
Esta conocida, cercana a los 40, sigue como antes. O peor, qué se yo.
26 de mayo de 2012
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