Esperaba el colectivo en la esquina de casa. Sonaban en mi MP3 los conciertos para cello de Bach. Solcito otoñal. Leía, mientras tanto, para variar. Eran cerca de las 10,30.
En eso, con todas esos estímulos -música bellísima, la caricia del sol, el deleite de las palabras- miro hacia el cielo, para estirar un poco el cuello. Pasaba, en ese momento, una bandada de pájaros, enmarcada entre nubes blaquísimas y un cielo celeste profundo.
Un momento sublime.
17 de mayo de 2012
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2 comentarios:
Qué maravilla que hayas tenido la lucidez y la generosidad de capturarlo y compartirlo, Pablo. ¡Hermoso, realmente!
¡A veces sucede!.
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