¡La boca se te haga a un lado!: así conjuran algunos a los hados cuando algo que (les) decís es percibido como una amenaza a su nirvana personal. Puede ser precedida por la expresión toco madera, buscando que sea, en lo posible, madera "sin patas" -las mesas, sillas, armarios, quedan así excluídos-.
Otros, más ¿instropectivos? ordenan: Ni lo pienses. O: Ni se te ocurra. Y sabemos qué pasa cuando nos dicen algo así. Si no, ni se les ocurra pensar en un cocodrilo. ¿Vieron?.
Lo más gracioso es que, generalmente, ponemos el demonio en las palabras ajenas. ¡Y es tan nuestro el demonio!
4 de mayo de 2012
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