Volviendo de San Isidro me me siento en los últimos asientos del colectivo, en el medio. Al lado, una mujer me mira. Viene tejiendo al crochet, su hijo, de unos 6 años, al lado.
-¿Usté es Pablo, de San José?.
Cuando lo afirmo, deja el tejido y empieza a contar. Y cuenta que...
Su marido está detenido hace siete meses acusado de intento de violación, aunque no encaja con la descripción del sospechoso; que cuando lo visita, la inspección es vergonzante; que nunca jamás le levantó una mano; que crió a los hijos mayores, de otro hombre, como propios; que sólo tomaba los fines de semana; que el ADN resultó borroso, que la llama llorando, porque la celda en la que estuvo estaba infestada de ratas; que...
El colectivo bastante lleno, el hijo al lado, algunos parando la oreja para no perder detalle.
Lo más triste es la naturalidad con la que describía la situación; lo más triste es que no le parecía obsceno exhibir/se delante de su hijo, de los demás.
Necesitaba mucho decirse, que la escuchen.
19 de noviembre de 2011
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1 comentario:
puede ser también que ella te estaba esperando y se dió la oportunidad en ese momento y en ese lugar y demás está decir, que tenes una parabólica par estas situaciones!!
Vale
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