Creo que por eso me da pena como muchas veces nos encerramos en los sabores conocidos, sin aventurarnos a algo que dé sabor, que cambie un poquito el gusto, que despierte otras zonas del paladar, la lengua, el cerebro.
Y no hablo de comida, no más: ver nada más que un tipo de películas, leer sólo un par de autores, escuchar apenas cumbia u ópera. hacer todos los días idénticos al anterior, no moverse cuatro cuadras a la redonda... quita posibilidades de gozo.
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