Tantas cosas se me ocurren...
Pero sobre todo me asalta la certeza que, si yo me caigo de un banquito, termino peor que él.
Seguro.
Seguro.
Decían y repetían los periodistas -por falta de imaginación o exceso de lugar común-: Los chicos tienen un dios aparte.
Más allá de la reflexión teológica digna de "Todo por dos pesos", estaría bueno que tuviesen adultos cercanos más que dioses azarosos.
Y ni hablemos de la Pradón.
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