Quien lo escribe (y a quien conozco) es católicorecontrapracticanteeilustradoyformado, claro, sólo desde y para un lugar: el suyo, que, por supuestísimo, es el adecuado. En otro momento escribí acerca de las personas que creen que por saber cepillarse los dientes ya pueden hacer un tratamiento de conducto. Bueno, eso.
Conozco al autor, con quien he cursado algún idioma. ¿Inteligente?; sí, pero con sólo dos dimensiones, sin profundidad. Quiero decir, sin complejidad: respuestas armadas que no interesan a nadie, sólo a quien las formula, de familiacristianatradicionalytipica, con un horizonte que no es el mío. Ni el de tantos y tantas.
Me preocupan estas personas, porque asumen el lugar de paladines y defensores de una verdad, con una mirada martirial sobre sí mismos y despectiva hacia los demás. Son de los que llevan exoesqueletos. Sólo deseo, de corazón, que entre sus hijos o hermanos tengan algún especimen de aquellos que desprecian y demonizan. Capaz que eso los haga humanos. Les dé carnadura.
-continuará-.
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