Me emociona la nota manuscrita que desde el fondo de ese infierno le alcanzaron a los rescatistas. Me sale fácil el lugar comunísimo: "qué milagro". E inmediatamente, varias cosas más se me escapan, pa'variar.
- Indecible lo que habrán pasado estas personas.
- Me conmueve la foto de la nota manuscrita.
- No puedo imaginar los gritos y las lágrimas de las familias.
Y acá se ya se me nota la hilacha:
- "Gracias a Dios", dicen, leo, escucho... Si no sobrevivían, ¿era también "gracias" a Dios?.
- No le creo a Piñera que no haya perdido la fe.
- Si no la perdió, me parece que capaz es un iluso, lo cual no es bueno para nadie, menos para un presidente.
- Le creería más si dijese: "No puedo creerlo, estoy tan asombrado como uds., compatriotas".
Ok, entiendo que Chile viene de un tremendo terremoto y hay que alentar la esperanza. Que el líder debe mostrarse firme, sin dudas. Pero me hubiese gustado oírle: "La verdad, no lo puedo creer"; al menos hubiese habido por un instante un político honesto.
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