Una de las cosas que noto me hacen bien es compartir. Ojo, tengo mucha capacidad de disfrute por mí mismo -a ver, enfermitos, no todo es sexo en la vida-, pero voy haciendo cada vez más la experiencia de lo bueno que es poner-tener-estar-ser-hacer en común, con otros/as.
Puede ser una comida cuidada, en la que nos preocupamos por darnos gustos y no sólo sabores; puede ser en una más casual, en la cual nos parece bueno poner sobre la mesa lo que haya.
Capaz una charla demorada al solcito o un paseo sólo para pasear. También saberes y conocimientos. ideas y pensares, sentidos y sentimientos.
Si bien soy un tipo solitario, esos momentos de comunión los atesoro, me nutren, me dan gozo. No entiendo cómo hay quienes no los buscan o los menosprecian, o creen que pueden autoabastecerse en todo y todo el tiempo. Siento, percibo, que para esta comunión nacemos, que venimos de una comunión primitiva, celular; que somos comunión en el seno materno; que añoramos una comunión así; que por eso, cuando podemos pregustarla, gozamos; que por eso, cuando se quiebra, duele. No puedo evitar gozar y doler.
1 de agosto de 2010
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