Con un sol que desmiente el otoño, fuimos ayer con las tres M (Martín, Mariana, Manuel) a plaza Armenia, en Palermo. Se celebraba el Pésaj urbano, iniciativa del gobierno de la Ciudad y alguna agrupación judía.
Música en vivo, un par de stands, puestitos de comida (mmmm, comida), gente dando vueltas. La gente parecía feliz, contenta. Era raro -triste que fuera raro.
Por un rato, me sentí medio turista, porque si bien de nacimiento soy porteño, toda mi vida la pasé en Zona Norte -re-bien, che- e ir a Capital, como le sigo diciendo, me causa algo cercano a la fobia.
Sin embargo, de vez en cuando BsAs me enamora, como cuando descubro estos rincones un domingo de otoño, sentado en el piso con Manu encima, escuchando música judía en vivo, con termo y mate. Hay algo lindo en las casas viejas, en las calles estrechas con árboles, en los extranjeros que dan vueltas, en la gente almorzando en la vereda de algún bar...
Me propongo, cuando pasa algo así, volver, pero me vence la fiaca, la distancia. Por eso, cada vez es como la primera, me deslumbra, me fascina. Y cuando hay fiesta en la calle, cuando están los abuelos y los nietos, cuando disfruto mi extranjería a 20 km de casa, compro Buenos Aires.
29 de marzo de 2010
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4 comentarios:
Los porteños por adopción te esperamos cuando quieras, cuantas veces quieras!
cuando me entero de estas cosas, que es una en miles de cosas que pasan en BUE, me quiero morir por que me lo perdí!!
cuando me entero de estas cosas, que es una en miles de cosas que pasan en BUE, me quiero morir por que me lo perdí!!
Soy una rata de ciudad, soy porteña hasta la médula y Buenos Aires no tiene nada (o muy poco) que envidiarle a otras ciudades consideradas las más lindas del mundo.
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