La gente demasiado básica me desanima.
La gente demasiado enroscada, también.
Si no sos capaz un par de ideas, de pegarte un recorrido por el propio interior, de compartir un momento de silencio sin desesperar, de deleitarte con unos fideos con manteca y también con una comida exótica, de leer algo más que los zócalos de la TV o los titulares del diario, paso.
Si sólo sos capaz de hablar en abstracciones, si solo hablás de vos, si tu silencio es pura neurosis, si sólo comés sushi o las milanesas dee tu madre, si leés Derrida y no podés sentarte en la peluquería a esperar con una Caras, Paparazzi o El Gráfico, también paso.
Pero si vas y venís rebotando entre todo, podemos charlar.
5 de abril de 2014
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