Imposible, imposible, imposible razonar con algunos seres humanos.
Me pasó ayer mismo con una persona. No había manera de seguir una línea racional, de sumar aunque sea la duda sobre la propia percepción, la posibilidad de una realidad más grande que la mirada parcializada.
Ni por vía de razonamientos. Ni por vía del humor. Ni por vía de la ridiculización. Nada.
A toda costa buscaba argumentos para afirmarse en su postura -insostenible, por donde se la mirara-. Fuera de eje, fuera de foco, de marco. Necesitaba que validaran su desborde, su desprecio, su miedo, su locura, su pánico.
Intenté, juro que intenté abrir a una posibilidad diferente, menos tremendista. Nada.
Al final, no entiendo para qué algunos piden ayuda si lo que quieren es hundirse. A no ser que esa sea la ayuda que buscan: ser hundidos.
No está en mi vocación, gracias.
12 de abril de 2014
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