De pronto somos todos inocentes, que es lo mismo que ser todos culpables, pero molesta menos.
Porque nadie es responsable, o nadie tuvo mala intención, o nadie quiso decir lo que dijo, o nadie sabe cómo pasó lo que pasó, o nadie...
Como en Fuenteovejuna a la inversa.
Al mismo tiempo, todos somos potenciales sospechosos o culpables de decir o hacer lo que de ninguna manera pudimos haber siquiera pensado.
Como una de Agatha Christie después del asesinato.
Nos vamos a morir de tanta culpabilidad inocente. O al revés.
23 de marzo de 2013
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