Acostumbrados al espectáculo del dolor ajeno se nos hace fácil lagrimear. El otro como como show, como objeto de caridad, como paliativo de conciencia. Me descubro cenando y viendo, al mismísimo tiempo, el hambre televisada.
¿En qué momento nos anestesiamos tanto? ¿Cómo dejar que el otro, la otra, nos con-muevan? ¿Cómo sernos prójimos?
¿En qué momento nos anestesiamos tanto? ¿Cómo dejar que el otro, la otra, nos con-muevan? ¿Cómo sernos prójimos?
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