"...me desasosiega saber que el monstruo vive. Transmutado, disimulado; pero vive".
No son monstruos joligudenses, comentaba ayer Gerardo. Por eso es que dan miedo.
Viven y perviven en mí. En otros. En muchos. Cada quien, tiene alguno o varios.
Un par, al menos, reconozco en mí. Al reconocerlos los coarto un poco.
Lo suficiente como para que no se desboquen demasiado.
28 de marzo de 2013
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