Ayer llovió mucho, muchísimo. Granizo incluido.
Festejábamos el cumple de Rauli que nos invitó a su casa. Once adultos y ocho niños -varones todos, para más data-, entre unos pocos meses y cinco años. Como no podíamos estar afuera, los chicos se sentaron a ver una película.
En un momento esperable, surgió el conflicto por ¿torta, palitos, juguete?. Me senté con ellos, a ver la peli. Lo genial fue que me contaban y explicaban, como si ellos fueran los adultos, lo que iba pasando.
Todo bien, hasta que vinieron los grandes diciendo que teníamos que irnos.
12 de agosto de 2012
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