Pasé a verlo a Nicolás (Hablando de testigos II). Varias veces antes no lo había
encontrado en su casa, ayer sí. Tuve que gritarle desde la vereda, porque
estaba en el fondo, acomodando no sé qué cosas en el galpón donde tiene las
herramientas y máquinas de la carpintería. Se alegró de verme. Y yo volví a
asombrarme de su alegría.
Me invitó a tomar un café y nos sentamos a charlar un poco en la mesa de la cocina. Su viudez tiene ya casi un año, después de sesenta de matrimonio. Una viudez nuevita a sus 84. Hace unos días le amputaron la pierna a uno de los hijos y no se anima a ir a visitarlo al sanatorio, porque le hace mal, porque no puede darle ánimos, porque le duele su hijo.
Mientras compartíamos el café, me contaba algunas cosas de su vida y deslizó algunas gemas, tanto que saqué mi libretita y anoté, mintiéndole que era algo que me había acordado y debía hacer luego.
Decía:
Me invitó a tomar un café y nos sentamos a charlar un poco en la mesa de la cocina. Su viudez tiene ya casi un año, después de sesenta de matrimonio. Una viudez nuevita a sus 84. Hace unos días le amputaron la pierna a uno de los hijos y no se anima a ir a visitarlo al sanatorio, porque le hace mal, porque no puede darle ánimos, porque le duele su hijo.
Mientras compartíamos el café, me contaba algunas cosas de su vida y deslizó algunas gemas, tanto que saqué mi libretita y anoté, mintiéndole que era algo que me había acordado y debía hacer luego.
Decía:
- hay que tener memoria y ser agradecido
- ser buenos es ser generosos; damos y nos dan, es
increíble
- hay que reconocer a los que nos han ayudado tanto
- conozco de lo humano, que es frágil
- todo lo que soy, se lo debo a mi esposa.
¡Qué grande!
1 comentario:
me sacaste unas lágrimas
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