Con la excusa de conocer a mi nueva mascota y como su hermano tenía un cumple de varones solos, Ro/Lola/Loli vino a pasar la tarde y se fue cerca de las 21. Generalmente voy yo a su casa. Cuando eran más pequeños venían seguido, pero con el cole, las cosas extraescolares y toda la responsabilidad de sus 8 años, hacía tiempo que no venía largo.
Hicimos las compras; tomamos la leche con galletitas; lavamos los platos; cocinamos; jugamos con la compu; persiguió a la gata; charlamos; charlamos; charlamos; charlamos. Es increíble la cantidad de palabras que caben en ese metro veinte.
Cuando se fue, más allá del silencio, agradecí poder tener un poco de tiempo para perder con ella; que ella tuviese ganas de perderlo conmigo.
Son apuestas a futuro.
La gata quedó agotada.
20 de diciembre de 2011
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3 comentarios:
¡Cuánta ternura! ¡Cuánta vida!
Es una ternurita la pequeña esta...
Es increíble la cantidad de palabras que caben en ese metro veinte. Me encantó, qué linda.
PD: la gatita me mata
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