Un hito de mi infancia fue cuando descubrí -y lo recuerdo claramente- que en la vereda de casa veía las mismas estrellas que en el jardín.
Era de noche y venían a comer unos tíos; yo tendría 4 años, no más. Cuando tocaron el timbre salimos a recibirlos y aún me escucho diciendo:
-Tía, ¿sabés que en este afuera se ven las mismas estrellas que en el otro afuera?.
Tuve que explicar qué quería decir con los diferentes afueras: no tenía palabras para nombrarlos. Ambos eran afueras, aunque distintos; se rieron de la ocurrencia del nene.
Lo que había descubierto era tan grande, que no podía definirlo, apenas podía describir un poco de qué se trataba.
Seguimos igual.
11 de diciembre de 2011
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2 comentarios:
me hiciste acordar al elefante y la boa del Principito...
¡Caramba!, cómo me honra ese comentario, Javi!
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