Podemos culpar a diciembre, el clima inestable, el cansancio del año, lo que sea.
Hoy mismísimo me pasó, no menos de siete veces, escuchar a personas -varones y mujeres de diversas edades, profesiones, formación-, responder cualquier cosa con tal de decir algo o no quedarse sin la posibilidad de acotar. Aunque no tuviese nada que ver, por supuesto.
¿Qué necesidad?.
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