Justamente porque separa, distingue, diferencia, limita, la palabra, las palabras pueden también hacer de puente, generar comunión, ser encuentro.
De adolescentes -o no tanto- hemos pasado por esa búsqueda de identificación, fusión, creyendo que ahí estaba nuestra verdad o identidad. La adultez, con suerte, nos manifiesta que el encuentro es comunión de dos o más.
La fusión es un perderse, un mezclarse. Puede darse, está bien, es necesario a veces hacer esta experiencia. Pero es "en el medio" donde se da el encuentro y la comunión, no la disolución, la invasión.
Lo que nos permite distinguir/nos -yo, vos, casa, perro-, nos permite identificar/nos y elegir encontrarnos o no.
23 de septiembre de 2011
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