Hay algo en el fondo del ser humano, en el fondo de cada uno de nosotros, que permanece inasible. Por mucha terapia, introspección, meditación que hagamos, a fin de cuentas nos habita un misterio. Somos un misterio.
No lo digo para consolarme/nos, sino para poder soltar esa cosa de querer controlar, guiar, manejar, decidir...
Lo que en unos es un pasado que determina y condena, en otro es fuerza de vida; el más ateo es santo y el más creyente, una porquería.
Soltar. Soltarse.
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