Voy recogiendo los intercambios con otros y las propias experiencias e intuiciones.
No hay adultos. Por ahí "habemos" (uso a propósito y mal el verbo) personas con años encima, pero adultos hay pocos.
Todos estamos adolescentes: nos negamos a la autoridad que tenemos arriba, pataleamos contra ella. Hacia abajo, para no hacer lo que criticamos, rehusamos asumir la autoridad que debemos tener -con los hijos, empleados, pares, alumnos-.
Nos mueven los caprichos y las necesidades inmediatísismas: el grito del nene, la urgencia de lo impuesto por el medio, el deseo corrompido o inventado.
S.O.S.
16 de abril de 2011
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1 comentario:
Coincido plenamente con esta reflexión!!!
Es una manera actual de no asumir nuestras responsabilidades de adultos...
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