El abanico infinito de posibilidades que aparecen en cada esquina, página, persona, tema, me ponen frente a la imposibilidad de abarcar todo, de tener que optar, elegir por dónde ir, qué descartar, qué atesorar.
Voy viendo que hay caminos que ya descarté, o porque considero que (para mí) no valen la pena, o porque no me interesan o porque es necesario probar otros lugares.
Otros caminos ya son conocidos y fueron mil veces transitados: me son familiares aunque no siempre placenteros. Otros los elijo aunque sean arduos.
Hay tanto por ver.
27 de octubre de 2013
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