Cuando llegan los hijos de mi hermana del colegio, pueden dejarse el uniforme tanto como quieran. No hay apuro ni necesidad de sacárselo. Debo reconocer que, cuando estoy en casa de ellos, me "violenta" ver que no se lo sacan, que comen, hacen la tarea, se tiran a ver TV, juegan como si nada.
No pasa nada, no se caen los planetas, no es el fin del mundo, no hay terremotos. Sospecho un acto de reivindicación de mi hermana en esa pequeña zona de libertad.
No pasa nada, no se caen los planetas, no es el fin del mundo, no hay terremotos. Sospecho un acto de reivindicación de mi hermana en esa pequeña zona de libertad.
Una parte mía los envidia. La otra los quiere mandar a cambiarse.
Me quedo con la envidia.
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