En contextos de pobreza -sobre todo-, la salud mental es la que menos se atiende. O se la mal atiende: esquizoides que van a pastores que los convencen que las voces son malos espíritus; depresivos que terminan aislados y calificados de raros; drogadependientes que no tienen dónde recurrir cuando quieren salir...
Aparecen. Algunos con una regularidad y perseverancia admirables. Otras, más esporádicamente.
Hago el esfuerzo de mirarlas con amor, con cariño. Suelen sentirse rechazadas o estar muy solas. Lógico, piensa mi costado más cínico, bordean lo insufrible. Vuelvo a intentar mirar con cariño y a hacer el esfuerzo.
Unas veces sale. Otras no. Pero son gajes del oficio.
El dolor de cabeza se va con un analgésico; si me agotan, puedo descansar.
Ellos, ellas, no siempre tienen opciones.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario