- ¿te duele la garganta?: hay algo que no querés decir o que no podés tragar.
- ¿te quebráste la pierna?: habrá, seguro, algún lugar al que no querés ir.
- si es la espalda, hay demasiadas responsabilidades que te abruman.
- si usás anteojos, deseás no ver algo
- y si es el oído, obviamente: hay algo que querés desoír.
- y el inefabilísimo: la bronca causa bronquitis (¿¡!?)
Es decir. Creo que hay mucho psicosomático, claro. Más de una vez los nervios me atenazan el estómago o la ansiedad me deja sin aire. Pero no me imagino que la cosa sea tan simplista, tan simplonamente simple.
A veces, muchas, un dolor de garganta, cabeza, espalda, es simplemente eso: un dolorcito, una molestia, un aviso para cuidarnos.
Si no, andaríamos perdidos en tanto oculto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario