Luego de un poco más de una semana en el sur, vuelvo a Buenos Aires, que me recibe con un calor aplastante. Pasé unos días lindos, compartidos; celebré allá mi cumpleaños nº42; leí; jugué; cociné.
Terminar las vacaciones, volver, me hace pensar "Ok, no hay excusas: el año comenzó". Es decir: no hay excusas.
De a poco comenzaré a ver cómo, por dónde, qué cosas...
Por ahora acá estoy, esperando que mi espíritu regrese. Siempre tarda más que mi cuerpo.
Se queda enganchado en algún paisaje.
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