Durante todo el día me mantuve en silencio. Sólo lo interrumpí para hablar con mi madre que llamó para ver cómo me sentía y con Pato, que me compró un termómetro porque una vez más rompí el que tenía.
Ni hambre tenía, pero comí unas galletitas con queso untable, como para tener algo en el estómago.
Pensaba que lo que no me banco es el "más o menos". Es decir: este estado intermedio en el que no estás bien como para hacer lo habitual ni mal como para no querer hacer nada.
Gataflorismo puro.
15 de febrero de 2013
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