Cumplió 40 años mi amiga Verónica, una gran mujer, valiosa, buena, sensible y sensata.
Planificó una fiesta para celebrar, celebrarse y celebrarnos. No terminaba de sentirme bien del todo, pero era casi un deber de honor ir, saludarla, darle un beso y un abrazo.
Una linda oportunidad para reconocernos parte de la vida del otro, de la otra; de sabernos hermanados, amados, entretejidos en los vínculos, sostenidos por fidelidades, hechos de pedacitos de diálogos e historias, caminantes y compañeros.
Gente que me da orgullo de pertencer a la raza humana.
Gente que es linda.
Qué bueno tenerlos cerca.
17 de febrero de 2013
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