Una tormenta de esas que azotan Buenos Aires. 5,10 am me desvelé. Entraba agua por goteras inéditas y renovadas. El living estaba lleno de agua. A regañadientes puse algunas toallas como para ir absorbiendo y evitar mayores desbordes. Prendo la TV, y veo imágenes medio dantescas de un lluvia épica. Ni la tierra puede absorber ni los desagües dan abasto.
Me malhumora el madrugón, la humedad en la casa, las goteras. Pensar en salir me da un tedio atroz.
Con un café intento despejarme y alentarme. De pronto, como un rayo, me golpean la conciencia los que viven en la calle; los que tienen casillas de cartón y chapas, los que inevitablemente están en la tormenta yendo a trabajar mientras tomo mi café.
Me caigo de traste en mi burguesía.
30 de octubre de 2012
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario