Era muy lindo charlar con ella. Los cuentos de su juventud, los muchachos que le arrastraban el ala, la emoción de, ya grande, votar por primera vez gracias a Evita... Añares de historia en una sola persona.
Cuando nos despedíamos, invariablemente, me decía:
-Gracias por venir; y cuidate, porque las cosas no son cómo antes.
Nunca me aclaraba a cuál antes se refería.
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