Sí, los monstruos son nuestros.
De hecho, hasta el más abyecto producto de la ficción es producto de alguna cabeza humana. Y sabemos que el inconsciente se muestra, se manifiesta.
Alguna vez escuché o leí, quién sabe, que cuanto más santa es una persona, cuanto más cercana está a la Luz, más consciente es de su oscuridad. Por eso cuando oigo a ciertos beatos o santurrones hablar inmaculados, como si todo fuese paz, luz, amor... me provocan escalofríos.
Prefiero el claroscuro.
4 de agosto de 2011
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1 comentario:
Preferir el Claroscuro de otro me permite, tolerar el mío, que te aseguro está ahí toooooooodo el tiempo y a flor de piel.
Pero bueh! Cuantos hay mas papaistas que el papa (y lo pongo en minúscula por que el de turno no me gusta!!) cuac
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