El sábado tuve un casamiento, iglesia y fiesta. Se casaban María y Jérôme, ella argentina, él francés. Encanto de pareja.
Una mini torre de Babel: a los invitados criollos se sumaban los europeos y algunos de América del Norte. Francés con acento argentino, castellano con egggues estiradas, inglés como lingua franca, alguna aspereza teutona.
Internamente me daba un poco de risa: el ex embajador argentino en Francia, un capo de Peugeot (que suena más a pushó), gente de la high que es tan high que ni sale en las revistas... y yo ahí.
Lo que me daba risa es lo variado de las mesas que me toca compartir, las realidades a las que me toca asomarme.
Un poco más cerca de la esquizofrenia o del choque de planetas. Pero muy divertido.
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