Ayer fue un día variado, con ciertas coincidencias: tuve tres reuniones.
En la primera, me entristeció la poca capacidad para hacerse preguntas o la gran capacidad para hacer las preguntas para las que ya tenían respuesta.
En la segunda, me alegré por los intentos de crear y recrear sin grandes pretensiones, pero con alegría, para poder transmitir, dar, un tesoro que tenemos.
En la tercera, me desconcerté junto a los demás por las preguntas, los entre tanto, las perplejidades, las indignaciones.
Todas con gente del mismo palo.
Como para no aburrirse.
28 de abril de 2012
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