Ayer fue uno de esos "días calesita", en los que me paso bastante tiempo dando vueltas. No paseando, precisamente, sino de acá para allá, haciendo cosas que había postergado ya que, mal que mal, eran todas por la misma zona. Lluvia y calor pegajoso, porteño.
El remanso fue llegar a lo de Nati y Lucas, que están por casarse. En verdad, el encuentro fue fuera, porque cada quien por su lado -Nati y yo llegando, Lucas saliendo- fuimos a buscar cosas divertidas para picotear y creer que hacíamos las cosas en serio.
Bastante en serio, las hicimos, ya que pudimos ver y soñar un poco con el casorio y la celebración, los qués y algunos porqués. Reírnos de lo serio y enseriarnos de la risa. Pero ver que, por diversos caminos y opciones, queremos elegir lúcidamente, con seriedad, pero sin rigideces, con mucho cuore, y también mucha cabeza.
Momentos así me dan gozo. Ah, y la sortija no es de la calesita, es del casorio.
25 de febrero de 2011
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