DECILO! algo quedo ahí, decía ayer Mariana.
No sé si quedó algo, pero capaz tiene que ver con eso de la falta de palabras para decir-se, que enmascara o desenmascara, no sé, el vacío. Y el engaño de creer que la espuma que cubre ese vacío abismal es algo consistente, cuando en verdad, sólo es distracción.
Y esas nadas verbales son signo, creo, de la pereza mental, de la falta de palabras para decirse, para contarse... Difícilmente lo que nos pase, sintamos, hagamos, pensemos, juzguemos, sea nada. Si lo sentimos o lo percibimos como nada es tremendo.
No hay manera en eso, por eso, de relatar, de decir-se, de tener historia, de hacer historia... Todo es nada vacía. Me da como miedito.
4 de febrero de 2011
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