Recrudecen y reviven cual Terminators y lo peor es que sí, son monstruos indestructibles, tremendos, apocalípticos. Para colmo, ofrecen seguridades y respuestas absolutas, claras, sin matices, que a mucho neurótico inseguro le vienen como anillo al dedo, bunker para múltiples enfermos de inseguridad.
Esta inseguridad radical que tienen se conjura condenando, excomulgando, degradando, descalificando a lo que no es del propio palo, ideología, familia, raza, religión, cultura.
Prefiero, infinitamente, el riesgo de la libertad y la inseguridad.
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