Las que no nos permiten relajarnos. Las que so pretexto de mejora futura nos exprimen el buen presente. Las que con ilusión de completud, nos exigen parte del alma.
Renunciar a la exigencia de la perfección, de la autosuperación; a la exigencia de contentar a todos todo el tiempo en todo aspecto. Renunciar, incluso, a la exigencia de la felicidad.
Y que sea.
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