-¿Por qué leés tanto?, me preguntaron.
¿Tanto? Si supiesen que no llego a leer todo lo que quisiese...
-Esteeeee... porque me gusta.
-Sí, pero ¿es para saber más?
-Unos libros sí, otros no. Otros porque tienen historias, personas... No sé. Es como abrir ventanas a otros mundos, a otras vidas. Casi como jugar a otras posibilidades.
Me resonó mucho la pregunta. Me sigue resonando.
Leo por placer; a veces incluso, leo cosas de estudio que me causan placer. A veces porque sí: porque si encuentro un papel escrito siento que es para ser leído.
No es extraño que en viajando en tren o colectivo me ría solo -no, solo no, con los que están dentro de la historia, cuento, novela-. Tampoco es raro que tenga que cerrar el libro para decantar algo. O que me quede hasta tardísimo para terminar un capítulo. O que busque empecinado un autor que escribió sobre tal tema.
Leo porque como no puedo vivir todo, ni saber todo, me aprovecho de los que han vivido o tienen saberes que no tengo.
Leo porque una vida es poco para tanto.
17 de julio de 2013
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario