Una pesadilla: despertar en China, Japón, Vietnam... Por varios motivos.
Para mi ojo occidental, los orientales son todos iguales. Sé que no es cierto, pero también sé que es así.
Otro motivo: no entender ni una sola palabra. Qué sé yo. Algo de francés, inglés, un poco de italiano, incluso algunas palabras de alemán y griego te entiendo. Pero entre los ideogramas y el idioma me sentiría tan extranjero como en Marte. O menos.
Otro: el aglomeramiento. Pienso en 1000 millones de personas en un solo país y se me altera la respiración.
Como fuere: en algún momento estaría bueno no entender ni una palabra, para explorar otros modos de comunicarse; perderse entre parecidos para reconocer las diferencias sutiles, sumergirse en la multitud para reencontrar/se.
En algún momento, dije, no ahora.
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