Veía, además, que no era la única. Una italiana, incluso, ha sido canonizada y es invocada ahora, en el mundo católico, como Santa Gianna. Otra, argentina, está en proceso de beatificación. En esta mujer de la noticia, española ella, la fe compartida junto a su esposo ha sido determinante. Pero no quiero mirar esto desde la fe, para nada.
Lo miro desde el asombro inmenso que me produce la renuncia a la posible cura y, a la vez, a la maternidad/esponsalidad a largo plazo. Digo: me sorprende que la vida -la propia- o el bienestar, el no-dolor sean valores no tan absolutos o evidentes.
Me quedo con un desconcierto asombrado, entre la admiración y el no entender.
Me quedo con un desconcierto asombrado, entre la admiración y el no entender.
1 comentario:
También me asombra mucho, esta elección, renunciar a la propia vida y priorizar la de su bebe, me resulta hasta contradictorio, ya que por un lado opta por el bienestar de su hijo, sin pensar en que lo dejará solo en poco tiempo...
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