Quizá no sea una palabra de moda. Quizá suena ochentosa o pacata, o reaccionaria. Pero pensaba en la obscenidad, en la idea de lo obsceno.
Cuando era adolescente, salíamos de la dictadura militar y obscena era una teta en una revista, que distaba años de ser pornográfica -tiempos pre-Internet, claro-. En los 90, mientras la clase media desaparecía y se vaciaban las arcas del país, lo obsceno era el dorado de Versace y los dólares del 1 a 1, frente a una pobreza galopante. Y no era pobreza económica, no más. Con el nuevo siglo, apareció la obscenidad violenta de la miseria expuesta en los saqueos -donde no fueron sólo los pobres quienes los llevaron adelante-, los primeros cartoneos, ver cercanos a quienes revolvían basura buscando comida.
Lo bueno de esta década es que suma todas las obscenidades anteriores, agrega un par más, le pone musiquita de fondo, y te arma un buen programa de TV.
17 de julio de 2012
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2 comentarios:
Simplemente es pec ta cu lar reflexión
Gracias, don Javi!
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