Ahí, juntos, fuimos mirando, leyendo, contándonos, señalándonos, mostrándonos, cosas que tenían que ver con nosotros y con otros más, los que somos este país, parte de este mundo. De a ratos tomábamos conciencia de cuán nuevitos somos -cosas de 200 años, no más, frente a 5000 años de las pirámides en Egipto, decíamos con Facu-. De a ratos, también, de cuánto tenemos que seguir creciendo: él mismo, en un momento comentó que no habría que dejar que vengan más extranjeros, lo que nos llevó a ver (lo llevé, bah) que nuestros bisa o tatarabuelos lo fueron.
O la risa de escucharla a Rocío, al ver a los Granaderos firmísimos e inmóviles, preguntando: "¿Son de verdad?"; o pasar por la Catedral y rezar un minuto, nombrando a los nuestros y ver que eso también es ponerlos delante de Dios. O que Ro descubra los vitrales, "esos vidrios de colores lindos".
Apuestas a recuerdos sanos.
2 comentarios:
Momentos cargados de significado, que no son ni serán igual a ningún otro, especiales!
Al igual que los colores, olores, aromas... son propuestas familiares que hacen a la memoria emotiva, no?
que buen programa con tus sobris!!
Vale
ahhh y con tarjeta SUBE!! que no es poco!
Vale
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