Es triste ver cuando algunas personas buscan las mil y una excusas para odiar: se inventan un enemigo, arman discursos parcializados, recortan la parte de la foto que les conviene, buscan aliados...
Desde la vecina que detesta a la de al lado porque le tira las hojas cuando barre -aunque sabemos todos que es el viento-, pasando por la demonización del extranjero y la separación del diferente, hasta llegar a inventar que un país necesita ser rescatado por los buenos de las garras de un malo.
Hay en los perversos, en los odiadores, un mecanismo que no cede ante ninguna lógica que no sea la propia. Por eso no ceden, por eso odian. Por eso eligen instalarse en el odio y disfrazarlo de virtud.
Pobres de toda pobreza.
3 de enero de 2012
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2 comentarios:
Ay Pablo!!! Parece que supieras lo que anda pasando en estos días por aquí...
Me pregunto ¿Por qué tanto ensañamiento? En fin!!!!
Ya lo charlaremos. Beso!!!
por que será?
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