De chico había leído Viven, donde un periodista armó la historia con relatos de ellos, pero a menos de un año de los sucesos: todos rondaban los 20 años. 36 años más tarde, un amigo de los sobrevivientes los entrevista y les pide que compartan sus recuerdos más maduramente.
Vuelvo a asombrarme de la inmensidad del espíritu humano. Inmensidad que surge cuando está a pasos de lo inhumano.
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