Ya el año pasado había intuido o sentido algo, que tiene que ver con el trabajar con otros, con objetivos o metas comunes. Sabiendo hacia dónde queremos ir, con una meta más o menos clara, es más fácil avanzar juntos, saber qué hay que hacer, exigir a cada quien que haga lo que debe, ofrecer cada cual lo que puede... Confiar, decía, en que cada uno/a va a poner lo mejor. O al menos, lo intentará.
Las responsabilidades personales que hacen al todo, el cuidado de cada parte para que el conjunto ande, salga adelante, camine. Hacer lo que me toca hacer lo mejor posible, no sólo por mí, sino porque soy co-responsable, co-dependiente de y con otros/as.
Me suena a parábola de tanto que podríamos o tendríamos que hacer en otros niveles: país, comunidad, sociedad... Cuánto nos falta.
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