Volvió una amiga de sus vacaciones con la niña. El marido, por su trabajo, no pudo ir.
Nos contaba durante la cena que había visto tres buenas obras de teatro, del circuito comercial. Derivamos en los precios elevados del teatro en general.
De ahí, al valor que tiene el arte, el teatro en este caso. Valor que está más allá de lo monetario, siendo, justamente el valor monetario lo que impide acceder habitualmente a la mayoría.
Pasamos a los valores que encontrábamos a veces en algunos artistas callejeros, o en grupos que arman obras por amor al arte -nunca mejor dicho-. En cómo algo que vimos (o leímos o escuchamos) nos hizo mejores, más plenos.
No tiene precio.
25 de enero de 2013
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